La
fórmula que proponemos para el éxito de la política de alianzas consiste en la
unidad, la fusión y la síntesis de las reivindicaciones, necesidades,
aspiraciones e intereses de todos los sectores socio clasistas oprimidos y explotados,
no como una simple y circunstancial alianza electoral en la que distintos
factores "negocian" el intercambio de apoyos recíprocos para la
consecución de sus respectivos intereses particulares -algo que conduce a
contradicciones sobre el camino a seguir y, eventualmente, provoca la ruptura
de la alianza-, sino como el inicio de un proceso estratégico, concebido a
largo plazo, de construcción de consensos y elaboración de un programa común de
acción colectiva (no un programa de gobierno aislado, representativo, firmado
bajo el frío congelador de una cómoda oficina) que no solo enfrente, sino que
revierta las influencias del neoliberalismo, el social-reformismo y secuestro
de la participación de cuya continuidad depende que los resultados estén
garantizados por la más amplia y revolucionarias decisiones participativas de
todos los sectores ubicados en el espacio geográfico determinado en su
ejecución.
Las formas organizativas que adopte la política de alianza no está exenta de las condiciones determinadas en que se desarrolla la lucha de clases, y como lo expresara Lenin “…sin el apoyo más completo y abnegado prestado…por la masa de la clase obrera…” ya sea de uno o varios partidos, movimiento, Alianza Patriótica, o coalición, de la cual se dote a sí mismo el sujeto social revolucionario; si no emprendemos esa difícil, pero ineludible acción colectiva de despertar conciencia crítica como resultado de la unidad dialéctica para determinar la transformación en conciencia de clase proletaria, no habrá camino hacia la unidad.
Para que las políticas de alianzas a través de las luchas sociales tengan un efecto acumulativo de conciencia política y de organización, se hace necesario:
a) El primero y fundamentalmente que algunas luchas importantes acaben en victoria, aunque sea parcial, y que así sea percibido por parte de sus protagonistas. La acumulación de derrotas, incluso entre sectores de vanguardia muy politizados, desanima y desmoviliza progresivamente. Es de suma importancia lograr victorias que demuestren que “somos la mayoría y tenemos la verdad” y que se puede luchar no solamente por denunciar las injusticias, sino detenerlas efectivamente.
b) En segundo lugar, son necesarias las organizaciones que impulsen, coordinen y canalicen políticamente las luchas y le den continuidad en el tiempo. Estas organizaciones -asociaciones, concejos obreros, estudiantiles, comunales, mesas técnicas, partidos de izquierdas, etc.- deben permitir construir conciencia y consenso como colectivo pensante y constructor de hegemonía, capaz de contrarrestar los reflujos del movimiento de masas.
c)
En tercer lugar, esa corriente revolucionaria debe ser capaz de mantener el
hilo de continuidad del socialismo revolucionario, de preservar la tradición de
análisis y de comprensión de la situación política, de generar la acumulación
de cuadros, de mantener una coherencia programática y de orientación
estratégica, de facilitar el relevo generacional y de proponer bajo los
parámetros de una filosofía crítica, una praxis emancipadora y una teoría más
revolucionaria y más unitaria posible al calor de la lucha de clases con rumbo
a la revolución Bolivariana y de la América Latina.
Sin
una corriente revolucionaria consistente y bien implantada, es imposible
arrancar de forma duradera dentro de nosotros la influencia del reformismo en
todas sus variantes, esa unidad dialéctica nace de los tres factores
principales que son las masas proletarias, la vanguardia revolucionaria y el
partido revolucionario y, según Lenin, esas luchas diarias del pueblo
determinan la transformación en luchas de clase revolucionaria Así pues, estas
tres categorías son instrumentos imprescindibles para que colectivamente
acumulemos memoria de las luchas, organicemos el relevo militante y
transmitamos experiencia y conocimientos, todo en conjunto para que vayan
madurando, a lo largo de los años, las condiciones para construir un poder dual
revolucionario.
TUPAMARO
PROPUESTA
NACIONAL
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