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jueves, 17 de octubre de 2013

LA ALIANZA

La fórmula que proponemos para el éxito de la política de alianzas consiste en la unidad, la fusión y la síntesis de las reivindicaciones, necesidades, aspiraciones e intereses de todos los sectores socio clasistas oprimidos y explotados, no como una simple y circunstancial alianza electoral en la que distintos factores "negocian" el intercambio de apoyos recíprocos para la consecución de sus respectivos intereses particulares -algo que conduce a contradicciones sobre el camino a seguir y, eventualmente, provoca la ruptura de la alianza-, sino como el inicio de un proceso estratégico, concebido a largo plazo, de construcción de consensos y elaboración de un programa común de acción colectiva (no un programa de gobierno aislado, representativo, firmado bajo el frío congelador de una cómoda oficina) que no solo enfrente, sino que revierta las influencias del neoliberalismo, el social-reformismo y secuestro de la participación de  cuya continuidad depende que los resultados estén garantizados por la más amplia y revolucionarias decisiones participativas de todos los sectores ubicados en el espacio geográfico determinado en su ejecución.

Las formas organizativas que adopte la política de alianza no  está exenta de las condiciones determinadas en que se desarrolla la lucha de clases, y como lo expresara Lenin “…sin el apoyo más completo y abnegado prestado…por la masa de la clase obrera…”  ya sea de uno o varios partidos, movimiento, Alianza Patriótica, o coalición, de la cual se dote a sí mismo el sujeto social revolucionario;  si no emprendemos esa difícil, pero ineludible acción colectiva de despertar conciencia crítica como resultado de la unidad dialéctica para determinar la transformación en conciencia de clase proletaria, no habrá camino hacia la unidad.

Para que las políticas de alianzas a través de las luchas sociales tengan un efecto acumulativo de conciencia política y de organización, se hace necesario:

a) El primero y fundamentalmente que algunas luchas importantes acaben en victoria, aunque sea parcial, y que así sea percibido por parte de sus protagonistas. La acumulación de derrotas, incluso entre sectores de vanguardia muy politizados, desanima y desmoviliza progresivamente. Es de suma importancia lograr victorias que demuestren que “somos la mayoría y tenemos la verdad” y que se puede luchar no solamente por denunciar las injusticias, sino detenerlas efectivamente.

b) En segundo lugar, son necesarias las organizaciones que impulsen, coordinen y canalicen políticamente las luchas y le den continuidad en el tiempo. Estas organizaciones -asociaciones, concejos obreros, estudiantiles, comunales, mesas técnicas, partidos de izquierdas, etc.- deben permitir construir conciencia y consenso como colectivo pensante y constructor de hegemonía, capaz de contrarrestar los reflujos del movimiento de masas.

c) En tercer lugar, esa corriente revolucionaria debe ser capaz de mantener el hilo de continuidad del socialismo revolucionario, de preservar la tradición de análisis y de comprensión de la situación política, de generar la acumulación de cuadros, de mantener una coherencia programática y de orientación estratégica, de facilitar el relevo generacional y de proponer bajo los parámetros de una filosofía crítica, una praxis emancipadora y una teoría más revolucionaria y más unitaria posible al calor de la lucha de clases con rumbo a la revolución Bolivariana y de la América Latina.

Sin una corriente revolucionaria consistente y bien implantada, es imposible arrancar de forma duradera dentro de nosotros la influencia del reformismo en todas sus variantes, esa unidad dialéctica nace de los tres factores principales que son las masas proletarias, la vanguardia revolucionaria y el partido revolucionario y, según Lenin, esas luchas diarias del pueblo determinan la transformación en luchas de clase revolucionaria Así pues, estas tres categorías son instrumentos imprescindibles para que colectivamente acumulemos memoria de las luchas, organicemos el relevo militante y transmitamos experiencia y conocimientos, todo en conjunto para que vayan madurando, a lo largo de los años, las condiciones para construir un poder dual revolucionario.

TUPAMARO
PROPUESTA NACIONAL

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